Por Alison Buckholtz
Cuando se sumó al Gobierno de Costa Rica tras la crisis financiera mundial, la economista Laura Alfaro (i) pensó que enfrentaba la peor situación fiscal de su vida. Luego apareció la COVID-19. Ahora, conforme la pandemia gana terreno en América Latina, la profesora de la Escuela de Negocios de Harvard comparte su postura acerca de las medidas que la región podría tomar para acelerar la recuperación, de las formas de reflexionar sobre la incertidumbre y de las razones por las cuales la próxima generación de dirigentes empresariales tendrá más capacidad para adaptarse que la anterior.
Usted fue ministra de Planificación Nacional y Política Económica de Costa Rica desde 2010 hasta 2012, inmediatamente después de la crisis financiera mundial. ¿Encuentra semejanzas entre ese período y la crisis económica actual ocasionada por la COVID-19 en América Latina?
Cuando me integré al gobierno en 2010, la crisis financiera mundial era grave. No obstante, en América Latina, y en Costa Rica en particular, disponíamos de mucho más espacio fiscal, pues nuestros niveles de deuda eran menores. Teníamos capacidad para reaccionar ante la situación. De hecho, debido a la crisis de los mercados emergentes de los noventa y principios del decenio de 2000, la mayoría de los mercados emergentes registraban niveles de deuda relativamente bajos. Lamentablemente, muchas de las políticas resultaron permanentes, en lugar de ser temporales, y eso menoscabó la capacidad actual de respuesta.
Esta vez muchos países, especialmente en América Latina, enfrentan la crisis con muy poca capacidad fiscal. Es una diferencia importante que afectará la forma en que evolucione esta situación. La otra diferencia es que esta crisis afecta a todos los países, sean ricos, emergentes o pobres. Los mercados emergentes se recuperaron rápidamente durante la crisis financiera mundial. Hoy no se advierte con claridad que existan países que puedan impulsar la recuperación de algún subconjunto de países o regiones.
¿Cómo deberían los Gobiernos latinoamericanos atender a las poblaciones vulnerables mientras dure la crisis, sobre todo a los trabajadores del sector informal?
Debemos prestar atención especial a las poblaciones vulnerables de América Latina en esta crisis y en las etapas que sigan, porque muchos de estos países tienen sectores con muy alto grado de informalidad. Las políticas económicas deben hacer eco de esta situación. Para ser eficaz, el gasto se debe dirigir específicamente a ese fin. Sin embargo, preocupa que probablemente no tengamos gran capacidad fiscal a raíz de los elevados niveles de deuda y que quizás también nos falte capacidad institucional para la ejecución de proyectos y programas.
Si bien la situación de América Latina es muy heterogénea, en algunos de los países hay algún ingreso mínimo garantizado, lo que constituye una ventaja porque, institucionalmente, ya se han creado los canales de distribución pertinentes; tal es el caso de Brasil, donde las personas pueden recibir una transferencia bancaria o percibir sus ingresos por algún otro medio. Considero que esta es una política positiva, y numerosos países han ampliado estos programas.
Tal vez lo más complicado y preocupante es la prestación de servicios de salud; la forma en que los Gobiernos prestan estos servicios en época de crisis es una cuestión apremiante. Este tema constituía una limitación incluso antes de la COVID-19 y de que se hablara de una crisis económica. Existe una diferencia especialmente importante en la manera en que las poblaciones urbanas y las poblaciones rurales reciben asistencia sanitaria en toda América Latina. Es allí donde debemos prestar más atención.
Si bien América Latina es muy diversa, ¿de qué modo podría la contracción económica provocada por la COVID-19 en la región diferir de la ocasionada en otros mercados emergentes del mundo?
La diversidad latinoamericana presenta muchos escenarios distintos. En México, país estrechamente vinculado con la economía estadounidense, se suele decir que cuando Estados Unidos estornuda, México se resfría. En este caso, las graves dificultades económicas estadounidenses suscitadas por el virus tendrán un fuerte efecto negativo directo. Para la economía mexicana resultará problemático recuperarse con rapidez si, además, el comercio, los flujos de capital e incluso las corrientes migratorias se reducen de manera considerable. Las consecuencias para un México tan dependiente de Estados Unidos son las mismas que sufren la mayoría de los países centroamericanos. No obstante, hacia el sur, los países presentan una diversidad relativamente mayor de socios comerciales. En el futuro, para que las cadenas de suministro no se vean alteradas por las perturbaciones, será necesario prestar más atención a la diversificación de proveedores y mercados.
Ahora mismo, también hay oportunidades en América Latina, como el incremento de la integración regional, objetivo que siempre se menciona, pero que no se ha llevado a la práctica. Es muy difícil que los Gobiernos avancen actualmente hacia el cumplimiento de este objetivo porque están muy preocupados por la situación interna de sus propios países. Quizás en el futuro próximo el tema figure en la agenda junto a otros proyectos de infraestructura necesarios para profundizar la integración regional.
¿Qué deberían hacer los Gobiernos latinoamericanos para atraer más inversión privada y acelerar la recuperación?
En lo inmediato, la prioridad debe ser suministrar liquidez a las empresas para evitar las quiebras y el desempleo en gran escala, y atender a los más vulnerables. No debe permitirse que alguien pase hambre en América Latina debido a la pandemia. El sector privado es fundamental para la elaboración y la distribución de productos básicos como los alimentos, los artículos de limpieza y los insumos médicos. En la medida en que mejor afrontemos la pandemia respecto a la protección de las empresas, los trabajadores y los desempleados, en mejor posición estaremos para recuperarnos. América Latina no puede darse el lujo de desperdiciar recursos.
¿América Latina necesita del sector privado para recuperarse más que antes de esta crisis? ¿Dónde se presentan las mayores oportunidades para la inversión privada?
América Latina siempre ha necesitado del sector privado. Ahora que la pandemia está acrecentando los déficits fiscales en todas partes, la necesidad de inversión privada será aún mayor. Los países saldrán de esta crisis con pesadas deudas, incluso aquellos que comenzaron este período con niveles de deuda relativamente más bajos y mayor espacio fiscal.
Un área clave para la inversión será la infraestructura, que estaba retrasada en muchos países de la región aun antes de la crisis. Los proyectos de infraestructura estratégica no se podrán ejecutar rápida y eficientemente sin la participación estatal. Los Gobiernos que apoyen al sector privado y coordinen sus actividades con él mediante alianzas son los que podrán salir fortalecidos de esta crisis.
Como economista, ¿de qué manera enfrenta usted una incertidumbre tan generalizada?
Los economistas solemos centrarnos más en el mediano plazo y en el equilibrio general. Es posible que este enfoque de la crisis sea tanto una bendición como una maldición. Cuando establecemos la relación entre esta situación particular y sus consecuencias, advertimos que esta será una crisis muy dura. En las clases que imparto, hablamos acerca de las ideas de John Maynard Keynes sobre el riesgo. Esa es una conversación importante cuando impera una gran incertidumbre. La conclusión es que, cuando se viven tiempos inciertos, la gente hace menos, invierte menos y ahorra más, lo que modifica los patrones de consumo y acarrea graves consecuencias para las empresas y las industrias.
Mencionó a sus estudiantes. ¿Es difícil enseñar durante la pandemia? ¿Cuál es la enseñanza más importante que usted procura dejar en sus clases en la facultad?
En la Escuela de Negocios de Harvard usamos el método de casos: presentamos a los estudiantes una situación y les proporcionamos determinada información, luego debatimos las pautas que pueden derivarse de ese planteamiento y actualizamos las decisiones a medida que se accede a más o mejor información. He llegado a la conclusión de que este método resulta particularmente útil para este tipo de situaciones. Considero que todos vivimos esto día a día, aunque tratando de reunir toda la información que podamos. En este sentido, creo que nuestro método los ha ayudado.
También les he pedido que reflexionen acerca del papel del gobierno y el sector privado, y al respecto aprendemos que el liderazgo es importante. Sé que esta frase se usa mucho, pero vemos cómo se desarrollan los acontecimientos en distintos países, estados y municipios, y resulta evidente que el liderazgo es importante. Espero fervientemente que la crisis actual también destaque la función del conocimiento y de la ciencia.
¿Cómo determinará la pandemia a la próxima generación de dirigentes políticos y empresariales?
Pienso que esa generación será creativa, ingeniosa y flexible. Sus miembros aprenderán a adaptarse, porque no tendrán otra opción. Pero estas características son valiosas... Si nos remitimos a la historia, después de la Gran Depresión, o incluso después de la crisis financiera mundial, surgieron mejores ideas, porque en esos períodos hubo menos dinero y menos recursos para invertir. Vamos a ser testigos de cambios estructurales y de nuevas ideas e invenciones, y creo que esta generación de estudiantes estará a la altura de las circunstancias.
Publicado en abril de
2020