El 19 de septiembre de 2017, un terremoto de magnitud 7.1 grados Richter golpeó el centro de México, lo que provocó el derrumbe de edificios y la muerte de más de 200 personas. La tragedia ocurrió en el aniversario de un terremoto que devastó la capital de México en 1985.
El sismo dejó a la ciudad sumida en el caos y dañó muchas propiedades, incluyendo un área cercana a salauno, un proveedor de servicios de salud visual focalizado en pacientes de ingresos bajos y medios que busca dar a todos los mexicanos la posibilidad de ver bien y transformar sus vidas. El nuevo centro quirúrgico de salauno – un espacio de 4,000 metros cuadrados en el que se pueden hacer 17,000 operaciones al año- permaneció en buen estado; sin embargo, debido a los daños en una construcción cercana, el centro quirúrgico se vio obligado a cerrar temporalmente por dos meses.
En retrospectiva, el cierre por el sismo fue “la prueba de resiliencia que nos permitió aprender con rapidez y a mantenernos concentrados ante cualquier crisis, como la que enfrentamos ahora con la COVID-19”, dice Carlos Orellana, CEO y cofundador de salauno. En ese entonces, el equipo buscó maneras creativas de mantener la continuidad del negocio tales como llevar las cirugías y el equipo corporativo a otros lugares mientras se adaptaba el modelo operativo general para atender las nuevas circunstancias.
Esas preparaciones sentaron la base para que salauno ampliara sus ofertas digitales para atender pacientes vulnerables a la COVID-19. Con el fin de garantizar su seguridad, la operación física de las clínicas se suspendió a finales de marzo, pero salauno lanzó rápidamente un servicio de telemedicina para identificar pacientes que requieren atención inmediata debido a una emergencia o a enfermedades degenerativas.
Las clínicas de salauno están vacías debido a la COVID-19, pero la atención médica continúa.
Pocas semanas después de que se iniciaran las ofertas digitales, salauno ya había llevado a cabo cerca de 1,000 teleconsultas y se espera que ese número siga en ascenso.
Bajo presión
Salauno, fundada en 2011 por Orellana y Javier Okhuysen, atiende una necesidad crítica en México, donde la ceguera es la segunda discapacidad más común. La diabetes afecta al 16 por ciento de la población adulta de México y cerca del 30 por ciento de todos los casos de ceguera en el país se deben a retinopatía diabética. Las cataratas son también otra causa común de la ceguera.
Salauno, que está respaldada por una inversión en capital por parte de IFC, ha proporcionado atención para el cuidado de los ojos a más de 400,000 personas y ha pasado de ser un centro quirúrgico en la Ciudad de México a una red de 22 centros de diagnóstico y un centro quirúrgico. Ofrece una gama de servicios en el Valle de México y en el área metropolitana.
Con el fin de satisfacer las necesidades de estos clientes de mejor manera, salauno inició un esfuerzo a gran escala en 2016 en la integración de soluciones digitales y móviles para lograr una mayor cobertura. En la actualidad, salauno se puede comunicar con los pacientes y programar citas utilizando WhatsApp y un chatbot dotado de inteligencia artificial en su página web y en Facebook.
El cambio de la compañía a las ofertas digitales y móviles se ha acelerado debido al brote de coronavirus. De acuerdo con Orellana, la estrategia para el manejo de la pandemia se centra en mantener a los pacientes y al personal seguros y sanos, con el fin de asegurar la viabilidad financiera corporativa y “ganar terreno” de modo que la compañía pueda estar en una mejor posición cuando la amenaza del coronavirus retroceda.
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Publicado en junio de 2020